Alfonso X el Sabio sentía tanta pasión por los libros que a su muerte legó los de su uso a la Iglesia en la que descansaran sus restos, con la obligación de entonar las composiciones en ellos contenidas en todas las festividades de la Virgen, de quien fue gran devoto.
Alfonso V de Aragón tenía tal amor a los libros, que hablando del sentimiento que causa la pérdida de cosas preciosas, dijo: «Haber jurado que no le daría tanto disgusto el que se acabasen, perdiesen o hurtasen todas las perlas, margaritas y piedras preciosas, no sólo de su guardajoyas, sino del universo todo, cuanto que le faltasen cualesquiera de sus libros».
Fernando Colón, hijo ilegítimo del descubridor de América, fue el mayor bibliófilo de su época y quizás de todos los conocidos hasta entonces; recorrió toda España y países de Europa buscando libros de ciencias, de historia y especialmente los de literatura. Llegó a reunir una numerosa y notable biblioteca, una de las primeras que un particular puso al servicio del público. Esta biblioteca, que pasó unos años después de su muerte a la catedral de Sevilla, donde aún se conserva, ha sido bastante expoliada y maltratada.
el rey Zidám de Marruecos, a quien Pedro de Lara en 1611 tomó de una de sus naves que rindió «entre otras cosas preciosas, más de tres mil cuerpos de libros en lengua árabe de medicina, filosofía, buen gobierno y comentarios del Corán», tuvo esa pérdida por la mayor y ofreció al rey Felipe III grande suma de oro por el rescate, pero el rey Felipe ordenó que se llevaran los libros a la biblioteca de El Escorial.
Napoleón I siempre tuvo amor a los libros. Siendo joven, contaba él mismo, se privaba de todo para adquirir los que necesitaba y se pasaba muchas horas delante de los escaparates de las librerías, viendo con envidia las obras que su escasez de medios no le permitía comprar.
ronronea: claudia
DÍAS INVISIBLES
Hace 1 hora
2 maullidos:
Yo también les tengo mucho amor.
Me han permitido vivir más vidas que la que arrastro.
He soñado, volado y suspirado con ellos.
Aprovecho para darles las gracias.
Besos.
gracias a ti, Toro;
¿qué puedo decirte de los libros? Amados, soñados, vividos, pensados, creídos, odiados, encantados, destrozados, enamorados, olvidados, descuidados, revisados.. son ellos los que han vivido mil vidas en mí
besos,
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