jueves, 16 de junio de 2011

Rubiños-1860



hoy voy a contar una historia de libros, de esas que jamás se han escrito, de las que se susurran en las trastiendas de las librerías después de cerrar. Esta la historia de Antonio Rubiños.

Don Antonio fue el último descendiente de una antigua familia de libreros, que se remontaba a 13 ó 14 generaciones. Eran dueños de una librería llamada «Rubiños-1860», ubicada en la calle Alcalá 98, cerca de El Corte Inglés de Goya. Según él, la librería databa nada menos que de 1752, y discutía a la librería San Ginés el honor de ser la más antigua de Madrid (y da igual lo que digan los gremios de libreros, estas dos eran las más antiguas).

además de librería, Rubiños era también editorial. Durante los años del franquismo publicó una cantidad ingente de libros técnicos del MIR (muy buscados por los estudiantes de Escuelas técnicas) y bastante de literatura rusa. En la época se daba por supuesto ―y ya entramos en el movedizo ámbito de los rumores― que el dueño estaba vinculado al KGB, viajaba constantemente a la URSS, aunque por algún misterioso motivo aparentemente nunca tuvo problemas con el régimen franquista, ni con los comunistas tampoco.

yo llegué a conocer la librería. Un gran escaparate a la calle y un sótano con literatura menor, hasta ahí todo normal. Pero si tenías los contactos adecuados, podías llegar a subir al primer piso, a través del portal adyacente. Te abría la puerta una mujer de mediana edad, que siempre parecía malhumorada, y ¡bienvenida al paraíso! salas y salas repletas de libros, en ruso, español y bilingüe, autores y títulos que en aquella época no era posible encontrar en ningún otro lugar.

la historia tiene un final triste. Tras una terrible desgracia familiar, de la que nunca se recuperó, Don Antonio vendió la librería a El Corte Inglés poco antes de fallecer, en el año 2003, con la única condición de mantener sus preciosas estanterías de roble. Por supuesto los grandes almacenes las desmantelaron inmediatamente, y pusieron en el local su agencia de viajes. A día de hoy, lo único que queda de la familia Rubiños es una pequeña vitrina dedicada al fondo de la sección de libros de El Corte Inglés de Goya, en la primera planta del antiguo Galerías Preciados.

más información:
Conversación con Antonio Rubiños, librero y editor (estacionmir.com)
El librero que llegó hasta Moscú (El País, 08/06/1998)
«Rubiños-1860» deja la calle Alcalá (ABC, 29/01/2004)
Da qué pensar, por Don Clorato (proscritos.com)

ronronea: claudia

14 maullidos:

Mascab dijo...

Burrrr! como odio lo que los grandes empresarios termina haciendo con tal de llevar a cabo sus intereses empresariales!!!

Cuando tenga tiempo entraré en alguno de tus links.

Me has contado una historia fabulosa que no sabía. Muchas gracias por hacerlo.

Besos, guapa!

TORO SALVAJE dijo...

El tiempo y la codicia no respetan nada.
Que pena.

Besos.

natsnoC dijo...

Casi no quedan comercios de ese estilo... Y digo casi porque alguno debe de quedar aunque yo no lo conozca, digo yo.

Y es que los comercios centenarios que conozco también se han tenido que adaptar a los tiempos, y han perdido su esencia por el camino.

Adaptarse o morir, se suele decir.

Juli Gan dijo...

Qué pena su final. Mira que es una casualidad, yo he hablado hoy de humildes comercios de pueblo. A ver si pueden seguir....

Elena Netalga dijo...

Recuerdo perfectamente esa librería.
Colocaban una pegatina dorada con su nombre y dirección en la primera página de los libros que vendían y yo, de niña, atesoraba esos ejemplares como si fueran más valiosos que el resto; cada vez que mi madre me regalaba un libro, preguntaba impaciente "¿Es de Rubiños"?
...
El Corte Inglés se comió la manzana entera. Y la de al lado, y la de detrás...

Ahora hay que ir a la Machado. Por ejemplo.
:-)

Scarlet2807 dijo...

Es una pena, que el modernismo y las grandes ambiciones, terminen con la tradición y con trozos de nuestra historia, eso ocurre en todos lados...
Besitos en el alma
Scarlet2807

Carina DIAVOLA dijo...

Sí, ya sabemos lo que suele hacer el English corte, que diría Carlita. Pero, me pregunto ¿y no habrá habido algín listillo de por medio que se haya llevado a su casa las famosas estanterías con la intención de, en un futuro, sacarles una buena tajada aunque no fuera más que por el valor histórico? Es solo una pregunat que se me ha ocurrido..
Biquiñossss, miaussssss

Carina DIAVOLA dijo...

Maullo, maullo.... que aparte de no acostumbrarme al teclado de este portátil, tengo que escribir desde la cama, que me ha dado un "yuyu" esta mañana...
Disculpen los maullidos con letras fuera de lugar...

Raúl dijo...

Wow... en cuanto a la historia del librero de la KGB, suena inverosímil, pero quien sabe... el espionaje existe y ha existido, y a veces la realidad es muy sorprendente.

Yo conozco un par de librerías de viejo en Donosti, pero nada, normalitas, sin tanta historia. Pero está bien eso de bajar al subsuelo para enfrentarse a un montón de obras, esperando encontrar tesoros. Las librerías de ahora y los grandes almacenes no tienen ese misterio.

DRACO dijo...

nunca entré, pero a través de informaciones periodísticas me llegaba la información de un librero de viejo y de su establecimiento (en mi país) donde se jugaba ajedrez, se podía ojear algunas obras al momento que se saboreaba una taza de café y hasta había alguna pequeña conspiración política porque era visitado por gente de oposición del gobierno en una época determinada. él murió pero su esposa y sus hijos siguieron la tradición. en verdad que aquellas librerias tienen sus propias historias que las hacen entrañables. saludos.

claudia dijo...

Mascab, es una historia poco conocida fuera de los círculos bibliófilos, y que yo sepa nunca se había escrito antes :)

Torito, mala combinación la que dices, tiempo y codicia, no se les resisten ni los muros más sólidos.

natsnoC, todos conocemos reductos de tradición que sobreviven sin grandes esfuerzos de adaptación.. por desgracia, en este país la pequeña empresa y los libros al parecer no merecen ninguna protección especial, y no viene de ahora..

Juli Gan, ya es casualidad :) los pequeños comercios son parte de la historia de los pueblos y los barrios, cada vez que se cierra uno perdemos un trocito de la infancia.

Bínsent, siiiiiiiiiiii!!! recuerdo esas pegatinas, si me apuras incluso todavía hay alguna en mi biblioteca. Siempre me parecieron curiosamente elegantes, de pequeño tamaño, en dorado y negro y sin ornamentos. Off-topic, me hizo ilusión verte por aquí :)

claudia dijo...

Scarlet, con un poco de moderación y sentido común creo que la tradición y la modernidad podrían convivir, e incluso enriquecerse mutuamente. Por desgracia, en cuando interviene el dinero se acabó la moderación, y ni te cuento el sentido común..

Carina, ¿qué sería de las estanterías? quizá sí, probablemente alguien se las llevó.. confío que no sea nada grave, y que muy pronto te encuentres mejor :)

Sonámbulo, eran otros tiempos.. imagina en el contexto de la Guerra Fría, aquí los ánimos todavía exaltados por la Transición, una sociedad mucho más politizada que la actual. Aún no había llegado la ola inmigratoria al país, todavía la gente volvía la cabeza cuando se cruzaban en la calle con alguien de otra raza. Y en pleno Barrio de Salamanca una librería, con un primer piso cerrado, por donde desfilaban constantemente un montón de personas del Este de Europa. Es lógico que hubiera rumores..

Draco, si yo tuviera el menor talento literario, me plantearía escribir las historias de algunas librerías clásicas, sin dudas sería un libro fascinante.

Matías dijo...

Como quisiera que estos magnificos lugares sean conservados. Ese lugar era un paraiso y su historia intrigante. Lamento realmente la situación de Don Antonio.
Un excelente relato bibliófilo.

claudia dijo...

hola Mr. Dupin!
para mí, la historia de esta familia tiene un regusto casi medieval, a los gremios medievales.. por desgracia, las grandes empresas sólo entienden de dividendos..

besos,