San Andrés de Teixido

a unos 96 km de La Coruña, en el municipio de Cedeira, al norte de El Ferrol, existe al borde del acantilado un santuario mágico, donde el rugido del mar y del viento apenas logran enmascarar los pasos y lamentos de las ánimas que vagan buscando perdón.

San Andrés de Teixido es el segundo centro de peregrinación más importante del país ―después de Santiago de Compostela― y un punto de reunión de visionarios, brujos y santones. Según la tradición, todo el mundo ha de visitar este lugar, en vida o después de la muerte, en forma de ánima. Ya lo dice el refranero gallego: vai de morto o que non foi de vivo (va de muerto el que no fue de vivo).

muchos peregrinos acuden por compromiso adquirido con un familiar o amigo ya fallecido, siguiendo este ritual: el peregrino se dirige al cementerio y llama por su nombre al difunto, para que se una al viaje. Ha de llevar alimento suficiente para los dos (el alimento del difunto se entregará después en caridad), y reservar dos plazas en el autobús que les conducirá a la ermita. Durante el trayecto, el peregrino se acomoda junto al asiento vacío, dando conversación al difunto y procurando que nadie se siente encima. Por este motivo, los autobuses que se dirigen a la ermita dan siempre la falsa sensación de ir medio vacíos. Finalmente, ya en el santuario, el peregrino llevará a cabo una serie de ritos para asegurar el descanso del finado y para que se cumplan sus propios deseos.

el santuario se encuentra enclavado en un acantilado agreste, de difícil acceso. Uno de los detalles que puede llamarte la atención es el ir y venir de pequeños reptiles, como lagartijas, lagartos o culebras. ¡No los pises! Según la tradición, se trata de otros difuntos que no han tenido la suerte de que alguien se ocupe de ellos, y se dirigen al santuario reptando por cuenta propia.

ronronea: wanderlust