domingo, 19 de enero de 2014

el café llega a Europa (2 de 2)



en 1582, Leonhardt Rauwolf, médico de Augsburgo, Alemania, publicó un relato acerca de sus viajes por Oriente Medio. «Entre otras cosas buenas, los musulmanes poseen una bebida que estiman mucho y a la que llaman chaube. Es negra como la tinta, y muy útil para el tratamiento de diversas dolencias, en particular las del estómago. La beben lo más caliente posible en tazas pequeñas de barro o de porcelana. Se llevan la taza a los labios con frecuencia, pero sólo beben sorbos muy pequeños, pasándosela a la persona que se sienta a su lado». Habrían de pasar aún cien años antes de que se abrieran cafés en Europa. Este agradable vicio se lo debemos a Franz Georg Kolschitzky.

estamos en 1683. Un ejército turco acampa ante Viena, impidiendo el paso de víveres a la ciudad. Los vieneses estaban hambrientos, y se rumoreaba que sería necesario rendirse. Entonces Kolschitzky, un polaco que había vivido entre los turcos, se ofreció a llevar un mensaje a las fuerzas aliadas atravesando las líneas turcas. El 13 de agosto Kolschitzky y un criado, disfrazados de turcos, atravesaron el campamento del ejército sitiador bajo la lluvia. El polaco iba cantando en turco para no despertar sospechas. Un noble turco que le oyó salió de su tienda para interrogarles, pero satisfecho con sus respuestas les dejó ir. Dos días más tarde llegaron ante el duque de Lorena, que les prometió acudir en ayuda de los vieneses.

Kolschitzky, atravesando de nuevo las líneas turcas, llevó la promesa del duque a los sitiados. Estos, como muestra de agradecimiento, le entregaron dos mil florines, la ciudadanía vienesa, un permiso para montar un negocio en la ciudad y una casa en la que abrió el primer café. El 12 de septiembre llegó el ejército aliado, expulsó a los turcos, levantó el sitio de la ciudad y comenzó a saquear los campamentos del enemigo. En el botín se incluían quinientos sacos llenos de una extraña semilla aromática. Los soldados iban a arrojarlos al Danubio, por no saber de qué se trataba, cuando Kolschitzky les pidió que se los dieran a él. Poco después abría el primer café de Viena.

al principio la nueva bebida generó cierta expectación, pero aquel café preparado a la turca era demasiado espeso y amargo para el gusto vienés. Entonces Kolschitzky comenzó a hacer experimentos, filtró los posos que se encontraban de ordinario en el fondo de la taza y añadió a aquel líquido clarificado un poco de leche. También encargó a un panadero que le hiciera bollos en forma de media luna para conmemorar la derrota de los turcos. Así nació el croissant y el desayuno continental.


el resto de la historia:
historia y leyenda del café (1 de 2)

ronronea: naia

15 maullidos:

Kate Walker dijo...

Otra leyenda que tengo leída sobre el cruasán, Después de varios intentos de asalto poco exitosos, los turcos decidieron atacar Viena por sorpresa con una nueva estrategia. Pensaron en socavar el terreno y así evitar las murallas pero actuando sólo de noche. Los panaderos, que trabajaban a esas horas, se dieron cuenta de la amenaza por los continuos ruidos y dieron la alarma de tal manera que al final fueron los defensores los que tomaron por sorpresa a las tropas musulmanas obligándoles a retroceder. Después las tropas austriacas del emperador Leopoldo I, bajo el mando del rey de Polonia Jan III Sobieski, terminaron de expulsar del país al ejército enemigo. Se dice que el emperador decidió condecorar a los panaderos vieneses por la valiosa ayuda ofrecida. Estos, como agradecimiento, elaboraron dos panes: uno con el nombre de "emperador" y otro Halbmond, en alemán: "media luna", antepasado del actual croissant, como mofa a la media luna de la bandera otomana.
La Kate

Lucía_lamiradadeluci dijo...

¡Qué interesante también la segunda parte! A mí me encanta el café solo, más o menos estilo turco ;) Un besote

TORO SALVAJE dijo...

Y yo sin tomar café.
Tanto esfuerzo y mira...

Soy un desagradecido.
Besos.

Marcos Callau dijo...

Bueno, cada vez parendo más entrando a este blog y leyendo vuestros artículos. ¡Qué bueno! Lo leo en voz alta para que me escuche mi novia. Nos ha parecido curiosísimo el nacimiento del primer croissant. Es una historia genial, así como las ideas de Kolschitzky para europeizar el café. Maullidos de agradecimiento!

UTLA dijo...

Hola naia,

Pues un gran acierto el quedarse con los sacos de cafe el señor este de nombre impronunciable. ^_^

Y que gan acierto lo del croissant. Y que ricos estan, sobretodo los de mantequilla.. ja ja ja

Aunque el primer parrafo me ha dejado sorprendido... "¿ Que el cafe sienta bien al estómago ?" O_O Pues a mi en ayunas me dejaba seco seco seco... tan seco que iba a hablar con el señor roca... suerte que deje el cafe!!

Gracias por traernos estos fragmentos de nuestra historia.

Un abrazo y un ronroneo.

DRACO dijo...

europa no sólo detuvo a los turcos, sino que les arrebataron el café. una victoria completa.

besos.

Pepe Cahiers dijo...

Muy buena historia, y es que el café, para ser una bebida excitante, tiene propiedades más propia de los momentos de serenidad.

Bipolar dijo...

Pues a mi el Kolchitzky ese(joder que nombrecito) me cae bastante mejor que el Jayr Bey de la primera entrega.

Yo al Jayr Bey, le considero un sectario y un mamonazo, que no me cae bien ¡¡ea!!, en cambio al Kolchitzky, le voy a recordar todas las mañanas cuando me este tomando un café calentito acompañado de un crujiente croissant.

Besos.

Maeglin dijo...

Me han encantado los dos posts. Del origen y tumultos teológicos del café no habia leido nada hasta hoy. Un placer didáctico pasarse por aqui.

miquel zueras dijo...

Me encanta el café turco tan denso y aromático. Es curioso pero en Buenos Aires los croissants los llamaban medias lunas que es un nombre más adecuado para esta historia que además me ha recordado a la película "El barón de Munchaussen" de Terry Guilliam.
Saludos felinos. Borgo.

naia dijo...

Kate, me ha encantado tu historia sobre el origen del croissant, resulta en cierto modo romántico y misterioso que existan diferentes leyendas, y ambas ambientadas en Viena, el corazón de Europa

Luci, comparto tu gusto por el café turco. Hace algunos años solía disfrutarlo en casa, con un par de gramos de cardamomo, pero perdí mi cezve en alguna mudanza, y por pereza aún no la he repuesto

Torito, no sé por qué, te imagino bebiendo algo más fuerte que el café

Marcos, pues mira si seré tonta, que me ha hecho ilusión tu comentario :)

UTLA, tengo impresión que en el pasado cualquier sustancia estimulante se consideraba beneficiosa para la salud, y nociva para el alma: el café, el chocolate, el opio..

Doctora dijo...

Me ha encantado la historia, especialmente lo del croissant.
Eso de que no supieran qué hacer con las semillas me recordó a esa anécdota de cuando precisamente los turcos enviaron un cargamento de tulipanes a Holanda, y los holandeses, que nunca los habían visto, se los comieron pensando que eran cebollas.

Georg Kolschitzky era un visionario, el auténtico fundador de Starbucks ;P

naia dijo...

Draco, desde luego lo del café debió ser definitivo, un golpe de muerte :)

Pepe, algo que me gusta del café es que siempre cumple su función, tanto en compañía como en soledad

Bipolar, ¡pues ya tiene mérito, si logras recordar el nombrecito de marras!

gracias Maeglin, ya sabes que siempre nos da alegría verte por aquí

Miquel, ya que mencionas al barón voy a aprovechar para compartir contigo una pequeña vanidad bibliográfica: hace poco me he hecho con un ejemplar, en perfecto estado de conservación, de la edición de Marte de 1967, ilustrada por Enrique Martín. La edición es una preciosidad y está numerada, ahora mismo tengo en mis manos el número 1924 de una tirada de 3.000 unidades

naia dijo...

Doctora, no conocía la anécdota de las amapolas, pero vamos que no me sorprende, así somos los seres humanos, cuando algo nos llama la atención lo primero que intentamos es hincarle el diente :)

atis dijo...

Mmmmm volvería a un café vienés en este momento. Pero no para tomar café sino para disfrutar de una porción de pastel de fresa o arándanos o frambuesas... A parte por lo buenas que están por el encanto del ambiente , manteles y contramanteles, juegos d porcelana para servir cualquier bebida caliente y mi preciso alemán que señala con un dedito lo que quiero del gran expositor d tartas.

Besos golosos