nadie sabe exactamente cuándo se crearon los primeros iconos. Una leyenda rusa dice que la primera imagen procedía de un trozo de lienzo empapado de agua que Jesucristo se llevó al rostro y en el que quedaron impresas sus facciones. Cualquiera que sea su origen, a principios del siglo VI empezaron a aparecer iconos en las iglesias bizantinas. En el siglo VIII, para asegurarse de que estos objetos reflejaran conceptos celestiales y espirituales en lugar de temas materiales, la Iglesia de Bizancio decretó que los únicos motivos adecuados eran Jesucristo, la Virgen María, los ángeles, los santos y los hombres justos.
en remotas aldeas y aislados monasterios, los artesanos perfeccionaban gradualmente la compleja técnica de fabricar iconos. Para empezar, un carpintero corta una lámina de madera, normalmente pino, tilo o ciprés. Atirantada para prevenir un posible alabeo, y dejada secar durante seis años por lo menos, la lámina queda dispuesta para el segundo especialista, el cual aplica hasta doce capas de una mezcla de alabastro y cola conocida como gesso, suavizando con piedra pómez la capa final. Luego un dibujante traza la composición, y un dorador cubre la superficie con pan de oro, puliéndolo con un diente de animal o con un pedazo de ágata, a fin de lograr un fondo áureo resplandeciente. Por último el pintor ―denominado iconógrafo― traza el motivo del icono, para lo cual utiliza un máximo de cinco colores fundamentales. Preparadas a base de pigmentos minerales naturales, las pinturas se ligan con yema de huevo, y se diluyen a veces con leche de higos, miel o cerveza. Los pintores modernos han intentado sin éxito reproducir aquellas fórmulas.
en la pintura, el iconógrafo se veía sometido a estrictas normas eclesiales. Si quería representar por ejemplo la entrada de Jesucristo en Jerusalén, éste tenía que ir a lomos de un asno, en medio de árboles y edificios característicos, y con una multitud extendiendo las hojas de palmera bajo las patas del animal. Sin embargo, podía disponer y colorear estos elementos como los imaginara, lo que explica por qué no hay dos iconos, de entre los millones que existen, exactamente iguales. Paradójicamente, el iconógrafo no acreditaba su originalidad. Los pocos que firmaban con sus nombres los hacían preceder de las palabras «a través de las manos de», lo que indicaba que se consideraban meros agentes del poder superior que inspiraba sus habilidades. El más destacado de todos los pintores de iconos rusos fue un monje moscovita llamado Andréi Rubliov, que vivió entre los años 1370 y 1430. Su obra maestra, uno de los iconos individuales más valiosos del mundo, se llama «La Trinidad», y actualmente está en la Galería Tretiakov, en Moscú. Por cierto que la fachada de este museo fue diseñada por el pintor Víktor Vasnetsov al estilo de un cuento de hadas ruso, y contiene una de las mayores colecciones de iconos.
el arte del icono alcanzó su máximo apogeo durante el siglo XVI, y a partir de entonces comenzó su declive. El hollín y la suciedad que las velas encendidas y el incienso que se fueron acumulando sobre las pinturas afectaron los aceites de oliva y de linaza del barniz, oscureciendo las imágenes. Al haberse ennegrecido, se creyó que tenían poco valor. Dado que la destrucción inmediata se consideraba pecado, la alternativa fue pintar sobre ellos, casi siempre con menos arte, creatividad y estilo. A principios del siglo XX, los nuevos disolventes químicos permitirían redescubrir aquellas obras maestras perdidas. Intrigados por lo que podía haber bajo el negro tizne de las antiguas tablas, unos cuantos restauradores empezaron a hacer pruebas de limpieza sobre pequeñas superficies. Los resultados fueron notables en muchos casos, lo que provocó un resurgimiento del gusto por los iconos en todo el mundo.
ronronea: claudia
JUSTINIANO 318
Hace 56 minutos
12 maullidos:
Lo que aprendo aquí...
Me daréis un diploma de aquí un tiempo?
Si?
Besos.
Muy interesante todo el tema de la fabricación de los íconos. Envídio un poco a esos monjes que tenían tiempo de sobra -años- para hacer sus dibujos y trabajar en incunables, no como a mí que me dan tantas prisas para una simple portada. Besos y ronroneos. Borgo.
"...Si quería representar por ejemplo la entrada de Jesucristo en Jerusalén, éste tenía que ir a lomos de un asno, en medio de árboles y edificios característicos, y con una multitud extendiendo las hojas de palmera bajo las patas del animal..."
Merchandising? Libro de estilos ya entonces???... unos artistas...
La Kate Andarina
Una pena el declive de los iconos y el poco cuidado que se gastó en su conservación. Menos mal que los de hoy en día están algo mas informatizados...
Besos.
Siempre me ha sorprendido muchísimo como la Iglesia ha estado tan estrechamente vinculada al arte.
Muy interesante la entrada.
Un besote
creo que por tantas restricciones en su ya muy difícil elaboración, no fue muy popular su ejecución entre los artistas, relegándose con respecto a otras manifestaciones artísticas como la pintura al óleo para citar un ejemplo.
besos.
Menuda semana más instructiva (aunque no he podido dedicar el tiempo suficiente a la serie de Hitler). Y prolífica, eso también.
Al margen de los detalles pictóricos, me llama la atención el largo proceso de preparación del "lienzo" y los materiales.
Menos mal que no nos vas a hacer un examen pues yo no lo aprobaba.
Me encanta leerte por todo lo que cuentas,como lo cuentas y lo ducumentada que estás.
Un abrazo.
Las raices bizantinas de la esfera cultural y religiosa rusa queda muy claramente definida por esa frase de "La tercera Roma no caerá" (Roma, Constantinopla y Moscú) Impresionante y didáctica entrada.
Hola Maslama,
Que bueno esta iconografia
No se que tienen estas pinturas ("tan frikis", sin faltar el respeto a nadie) que me atraen tanto.
Quizás sea lo místico que representan, o es que quizas, sus pintores, al igual que todo buen friki ama su obtra y le pone pasión a aquello que le gusta.
Un buen artículo Maslama, curioso que no pudieran firmar sus obras, una lastima haber perdido esa información sobre tantos talentosos artistas.
Un abrazo Maslama y un ronroneo.
jajjajaj Torito, ¿un diploma? hoy día los diplomas en Humanidades no valen ni el papel en el que van impresos
Miquel, supongo que cada época tiene sus propias urgencias. Ellos dedicaban mucho tiempo a cada obra, pero no eran libres de seguir su imaginación
Kate, desde la oscuridad de los siglos el arte ha sido ante todo vehículo de ideas y creencias. El concepto del ate por el arte, como objeto puro de placer estético, es bastante reciente
Javi, lo que hoy tiene valor mañana ninguno, y quizá pasado mañana demasiado. Así de caprichosos e inconstantes somos los seres humanos
Lucía, las artes apelan directamente a las emociones, las religiones también. Para que cualquier forma artística te toque no hace falta cultura (ni siquiera fe), sólo cierta predisposición anímica. Si lo piensas dos veces, se trata de un maridaje bastante lógico
Draco, fue muy popular, los iconos dieron un gran poder a los monasterios, gracias a la piedad del pueblo, pues eran considerados una teofanía (una revelación de lo divino), la divinidad misma hecha materia. Se pintaron durante casi ocho siglos y su fabricación vio tres Edades de Oro, hasta que finalmente cayó en declive
natsnoC, me fascina la imagen de un monje, en un rincón recóndito de algún monasterio exótico, afanándose día tras día durante años en la creación de estas pequeñas obras de arte
Chelo, ¿exámenes? escogemos los temas de manera caprichosa, y los desarrollamos sólo por el puro placer de hacerlo, porque aprender resulta divertido, sin mayores pretensiones
Maeglin, tras la caída de Constantinopla, varios Estados han reclamado tal honor (los Imperios otomano y búlgaro, e incluso la Italia fascista de Mussolini, ya en época reciente), pero sin dudas nadie supo hacerlo con la fuerza y la belleza de los monjes moscovitas
SBP, ¿frikis? ¿cómo puedes decir que los iconos son frikis? para mi es mucho más friki la época actual, con sus placeres de plástico y sus urgencias egoístas y banales
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