casi la mitad de los veintidós mil faros principales del mundo iluminan las difíciles y congestionadas costas europeas. Y casi todos los faros más importantes de Europa ―845 en total― están todavía en manos de una extraña especie humana: la del torrero. Como los marinos, los torreros son autosuficientes, diestros y versados en los usos del mar. Pero su barco consta simplemente de siete u ocho habitaciones circulares, situadas una sobre otra y unidas por una estrecha escalera, generalmente de caracol.
los faros son tan antiguos como el espíritu aventurero del ser humano. Dos de las siete maravillas del mundo fueron faros: el Faro de Alejandría y el Coloso de Rodas. El más antiguo aún en funcionamiento es la torre de Hércules, en La Coruña. Erigido por los romanos en el siglo II de nuestra era, fue reconstruido en 1790 por orden de Carlos III. En lo alto de sus 242 escalones, su óptica produce hoy cuatro destellos, con un alcance de 32 millas marinas.
sin embargo, la época heroica de los faros comenzó hace menos de trescientos años, con la construcción de torres en lugares prácticamente inaccesibles. Tras numerosos naufragios en un lugar llamado Eddystone, cerca de Plymouth (Inglaterra), se levantó sobre él una torre de madera. Primer faro del mundo erigido sobre una roca desnuda, la torre fue arrastrada por el mar en 1703, tras sólo cinco años de servicio. La que la reemplazó duró 47 años y acabó arrasada por un incendio. La tercera torre de Eddystone se convirtió en prototipo de casi todas las levantadas frente a la costa en los 150 años siguientes. Terminada en 1759, se fijó en la roca con barras de hierro y, en su construcción, se emplearon bloques de piedra encajados unos con otros. El faro se conservó hasta que la propia roca comenzó a agrietarse en la década de 1870.
la construcción de faros sobre rocas constituía una empresa formidable y peligrosa. El mero hecho de poner el pie en esas piedras inclinadas resultaba bastante difícil, porque las aguas apenas las dejan al descubierto unos pocos minutos al día. Cuando en 1863 se decidió construir un faro en Ar Men (Bretaña), transcurrió un año antes de que un ingeniero consiguiera desembarcar para determinar niveles. Y la torre, de veintinueve metros de altura, no emitió su primer haz de luz hasta 1881.
hasta que se instalaron lámparas de mecha y espejos azogados, los faros de tierra guiaban a los navegantes por medio de fogatas. Más tarde, a finales del siglo XIX, se inventó el quemador de petróleo a presión, un sistema parecido a un modelo grande de lámpara de camping con camisa incandescente.
la máxima gloria del faro es su sistema óptico. Inventado en 1822 por el físico francés Augustin Fresnel para concentrar la luz en un delgado y potente haz, recuerda una gigantesca pajarera de bronce con prismas curvos y gruesos lentes. Con un flotador de mercurio para reducir la fricción y un mecanismo de relojería movido por pesas, todo el sistema gira en torno a una luz estacionaria para dar la impresión de centelleo.
con la luz eléctrica, esos gigantescos aparatos ópticos ya no son necesarios. Los haces de la mayoría de los faros proceden de lámparas eléctricas con atmósfera de gas, del tipo empleado en los proyectores cinematográficos. Y muchos tienen además generadores movidos por motores diesel, listos para un eventual corte de la energía eléctrica.
en la actualidad, a pesar de los modernos sistemas GPS, los faros siguen siendo de utilidad para la navegación nocturna, para verificar el posicionamiento en la carta de navegación. Sin embargo, tristemente va desapareciendo la figura del torrero, ya que se tiende a la total automatización. Los faros automatizados no disponen, por lo general, de personal adscrito a los mismos. Se controlan desde ordenadores centrales, y un funcionario va a visitarlos periódicamente para comprobar sobre el terreno que todo funciona bien.
algunas fotos bonitas:
ilustración de cabecera: galería de Lynne Larkin
lighthousekeeper (flickriver)
los faros de Jean Guichard
ronronea: naia
10 maullidos:
Que faros mas chulos los de las fotos. La pena o suerte, depende como se mire, es lo avanzado de la tecnología donde ya apenas la mano del hombre sirve de mucho.
Besos.
Lo que me gustaría estar en un faro en mitad de una tormenta terrible y mirando desde arriba del todo como el mundo se acaba...
Que delicia.
Y digo yo que para ir a la cocina en mitad de la noche a por un vaso de leche.... mínimo aletas y neopreno... madredelamorhermoso... me hago caquitas sólo de pensarlo... Impresionante.
¡Qué bonitas las fotos! Y la historia interesantísima, como siempre.
A mí también me gustaría estar en el faro durante la tormenta jijiji y también sin ella... qué lugar tan magnífico para leer, observar el mar e incluso encontrarte a ti mismo ;)
Un beso enorme
la antepenúltima foto es toda una postal por lo hermosa (y hasta romántica) que es. un beso.
Las fotos son preciosas, los faros son mi debilidad, pero no viviría en uno ni c.....
Besitos en el alma preciosa
Me fascinan los faros, esta recopilación de conceptos e imágenes es perfecta.
Todavía recuerdo una de mis visitas a Coruña en la que me alojé en un hotel que hay frente a la Torre de Hércules, que salí a correr por la sendas que hay alrededor de ésta y pegada a los acantilados; una sensación difícil de olvidar.
Me ha encantado esta entrada. Los faros son muy evocadores en la literatura, ahora mismo pienso en "La posada de Jamaica" de Daphne de Maurier donde unos bandidos apagan las luces del faro para robar en los barcos encallados. Hitchcock rodó su adaptación. Besos y maullidos. Borgo.
Signum, la idea de sustituir a los torreros por funcionarios grises que pasan a revisar el software una vez al mes puede ser más racional y económica, pero no deja de parecerme sórdida.
Toro, por desgracia en este mundo imperfecto sólo hay tres tipos de seres autorizados a ver su fin cómodamente sentados encima: los dioses, los ricos y poderosos y Rajoy.
desdevaladilene, supongo que te refieres al vídeo de Jean-René Keruzoré. Fue rodado en el faro de la Jument, que está en los islotes del Raz de Sein (Bretaña francesa)
Lucía, yo también sospecho que los faros tienen un enorme potencial turístico, como lugar de retiro y meditación.. aunque espero sinceramente que ninguna empresa recoja la idea, cada vez que se dice algo así el lugar (en especial si está en la costa) acaba repleto de gritos y de chiringuitos playeros.
Draco, la foto que dices es sin dudas preciosa, una de mis favoritas. También me llama mucho la atención el faro solitario entre el mar del desierto, flanqueado por el esqueleto de un barco, y la última, por su dramatismo.
Scarlet, ¿por la incomodidad, la soledad, las tormentas? ¿o por las ánimas de los marineros tragados por la mar?
Sergio, no he estado la Torre de Hércules, es uno de mis grandes viajes pendientes. Lo imagino como una experiencia intensa, contemplar una torre que lleva tantos siglos ahí, frente a la mar, como testigo mudo de generaciones y generaciones de marineros.
Miquel, aunque supongo que es una asociación facilona, no puedo evitar mencionar El faro del fin del mundo, que fue una de las grandes novelas de mi infancia. La leía una y otra vez. Al cabo de muchos años me contaron que Verne se había inspirado para ambientarla en un faro real, llamado faro de San Juan. No sé si es verdad, pero me gusta la idea, si no existe alguien debería construirlo :)
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