«algunos libros están para ser saboreados, otros para ser tragados, y algunos pocos para ser masticados y digeridos». La cita es de Francis Bacon, un bibliófago recalcitrante que de vivir en nuestros días probablemente no se perdería por nada del mundo el Festival Internacional del Libro Comestible (The International Edible Book Festival).
este curioso festival fue ideado por Judith A. Hoffberg y Béatrice Coron en 1999, según cuentan durante una reunión de artistas del libro en torno a un pavo de Acción de Gracias, y desde entonces se viene convocando anualmente. Hasta el momento han sido anfitriones los siguientes países: Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, China, Inglaterra, Francia, Alemania, Hong Kong, India, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, México, Marruecos, Países Bajos, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Rumanía, Rusia, Singapur y Suecia.
cada año tiene lugar en torno al 1 de abril, coincidiendo con el cumpleaños de Jean Anthelme Brillat-Savarin ―autor del primer tratado de gastronomía, Physiologie du Goût, 1825― y con la celebración del día de los inocentes en varios países. Los participantes preparan libros que se exhiben, se documentan y finalmente se comen, en un alarde de imaginación, buen humor y habilidad repostera.
navegando un poco por Internet, no es difícil encontrar algunos recursos para bibliófagos. Por ejemplo, en la estupenda web de recetas hungry happenings (en inglés), se explica detalladamente como fabricar estos curiosos libros, hechos a base de jarabe de maíz, chocolate modelado y mondas de fruta.
y más fácil todavía: en la tienda online Venca venden este divertido molde de silicona pastelero en forma de libro.
con el que en teoría se pueden lograr resultados así de espectaculares.
aunque claro, lo más fácil es comprarlos a pasteleros profesionales. Por ejemplo, Bridge Brands Chocolate (San Francisco, CA) ofrece estas literarias chocolatinas.
en Londres, Victoria's Kitchen preparó este impresionante regalo para el cumpleaños de su hermana, aficionada a la lectura.
y aquí, en Madrid, el maestro pastelero José Fernández, gerente de la pastelería Nunos (Narváez 63) preparó para la última Feria del Libro bollos, bombones, pasteles y tartas con forma de libro. José ha creado además la llamada «biblioteca cremosa», compuesta de pequeños bocados de hojaldre y crema en forma de libro, cada uno de un color, que alude a distintos géneros literarios: chocolate Goson Noir para el género negro, rosa para los románticos ―con sabores de menta y fresa―, verde sabor pistacho para los más comprometidos con la naturaleza, amarillo de limón y jengibre para los libros de aventura, blanco sabor vainilla para los de viajes o azules con sabor a violeta para los clásicos.
ronronea: naia
23 de noviembre de 2924
Hace 6 horas
14 maullidos:
Hay gente para todo eh...
Yo si pudiera me los bebería.
Saludos.
jjja, qué bueno. Creo que soy bastante buena repostera (¡viva la modestia!), pero no sé si me apetecería hacer un dulce-libro.
Otra cosa es que me lo regalaran....
ISA
www.sopasyletras.com
Ays, ays, ays... ¡qué cosa más ricaaaaa! ¡Y qué idea tan original!
En especial, me han encantado los de Victoria's Kitchen. Yo creo que mis hermanos no están por la labor de hacerme un regalo así ;)
Un besote
P.D: Quiero empezar una dieta y así es imposible... jaajajjaa el otro día la de los gatitos y hoy esto... ays :P
Interesante propuesta que me recuerda aquel chiste en que dos cabras están comiéndose una película y una le dice a la otra: "A mí me gusto más el libro".
Votemos por la movilización "Cómete un libro". Que pinta tienen jejeje.
Besos.
Póngame cuarto y mitad del Quijote por favor, que hoy vengo con hambre...
Me parece una gran idea!!! cualquier cosa con tal de despertar en los demás el gusto por la lectura.
ronroneos para todas.
durante toda corta vida, el libro ha pasado por muchas vicisitudes: plagio, prohibición, quemado, etc. pero nunca pensé que también sería literalmente comido, jajaja.
un beso.
¡Por favor!, esto es pasión por la gastrolectura y lo demás tonterías...
Una idea maravillosa, yo quiero tener una biblioteca con algunos de esos volúmenes, "Gargantúa y Pantagruel" sería lo ideal. En mi próximo viaje a Madrid intentaré pasarme por esa pastelería de la calle Narváez. Besos. Borgo.
Toro; los que merecen la pena son tóxicos, seguro.
Isa; como regalo me parece curioso, me han contado que Impedimenta tiene tradición de encargar un pastel en forma de libro, con la imagen de alguna de sus últimas portadas, cada año por St. Jordi.
jajaja Lucía, ¿qué tal una dieta de pasteles? seguro que no adelgaza, pero debe dar un gustazo..
Pepe, ¡muy bueno, no lo conocía! visto lo visto en este post algo de razón debe tener la cabra..
Signum, ¿dónde hay que firmar?
desdevaladilene, y de regalo un ramillete de perejil, para dar alegría a la olla podrida.
Mascab, a base de chocolate y dulces, es difícil no despertar el gusto :P
juas Draco, hay quien dice que también se puede leer, pero son rumores no confirmados..
Alson, la bibliofagia llevada a su último extremo (el del humor, por supuesto)
Miquel, ¡pero qué buenas ideas tienes! una colección de pastilibros con obras cumbre de la literatura gastronómica (como Gargatúa y Pantagruel) ¡sería lo más! Se me ocurre que no podrían faltar, por ejemplo, La cocina cristiana de Occidente de Cunqueiro, El perfeccionista en la cocina de Barnes, la Fisiología del gusto de Brillat-Savarin o la Estética del gusto de Perucho.
Yo quiero un crisolin de pastel de queso con mermelada de arándanos. tendré que hablar con aguilar a ver que me dicen.
Feliz y dulce lectura ;)
más bien tendrías que hablar con Casa Vives, en Rambla de Catalunya 58
besos,
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