martes, 22 de mayo de 2012

los Justos entre las Naciones



dicen que las situaciones límite, en especial la guerra y la opresión, sacan lo peor de cada persona. A veces, también lo mejor. Durante el Holocausto se calcula que fueron exterminados en Europa unos 6 millones de judíos. Cientos de miles se salvaron, protegidos por hombres y mujeres de todas las nacionalidades, quienes arriesgaron y en ocasiones perdieron la vida en el intento.

en la misma ciudad de Berlín sobrevivieron 500 judíos, escondidos de casa en casa hasta que terminó la guerra. Dinamarca salvó virtualmente a la totalidad de su población judía. Francia, alrededor de la mitad. Holanda, cerca del veinte por ciento. Noruega envió millares de judíos a lugar seguro. En el salvamento tomaron parte hombres y mujeres de todas las clases sociales: labradores, comerciantes, camareros, maestros, clérigos, agentes de policía, aristócratas.. cierta condesa belga tuvo escondidos más de 100 niños y mujeres. Un oficial italiano sacó de Yugoslavia 3.000 judíos y los introdujo furtivamente en Italia, donde pasaron la guerra en un campamento. La esposa de un carpintero belga, que ya tenía asilados en su casa a 22 judíos, vio llegar a su puerta a una desventurada madre cuyos dos hijos habían caído en poder de la Gestapo. Aunque no disponía de un rincón desocupado, la buena mujer acomodó a la recién llegada en su propia alcoba. En Niza, un pastor protestante salvó a más de 100 judíos, trasladándolos secretamente a Italia desde donde embarcaron hacia el norte de Africa. En Roma un sacerdote católico se hizo con un taller de imprenta donde falsificaba pasaportes y partidas de nacimiento para los fugitivos. El doctor Aristides de Sousa Mendes, cónsul de Portugal en Burdeos, desobedeció las instrucciones de su gobierno al visar los pasaportes de cuantos judíos lo solicitaban. En tres jornadas de 15 horas dio 9.000 visados a otros tantos judíos que pudieron así pasar de Francia a Portugal. Les proporcionó techo y alimento, e incluso los llevó a la estación de ferrocarril en su propio coche.

excepto unos 460, los restantes 8.000 judíos que había en Dinamarca se refugiaron en Suecia ayudados por los daneses, en botes de remos, barcos cargueros y de pesca, lanchas de la policía, en embarcaciones del servicio de faros, hasta en canoas. Entre los jefes de esta pequeña Dunkerque se contaron los médicos de Copenhague, que los ocultaban en hospitales, los registraban con nombre ficticio y los hacían aparecer como aquejados de fiebre en la hoja clínica que ponían en sus camas. A otros los escondían en el departamento de las enfermeras. Una vez listas las embarcaciones, los médicos llevaban a los fugitivos, en camiones cubiertos de lona, hasta alguna playa apartada. Y no sólo los médicos colaboraron en esta obra. Todo barco de bandera sueca que zarpaba de Dinamarca llevaba seis judíos, por lo menos, escondidos en el pantoque.

Truus Wijsmuller, trabajadora social holandesa, llegó a entrevistarse con el propio Eichmann con el fin de evacuar niños judíos a Inglaterra. Salvando todos los obstáculos logró evacuar 600 niños en el primer convoy, y unos 10.000 en total, provenientes de Alemania, Austria y Checoslovaquia. Los holandeses recuerdan con especial predilección la hazaña llevada a cabo por la señora Wijsmuller el 14 de mayo de 1940, día en que Holanda tuvo que rendirse a los nazis. Ya estaban entrando las tropas nazis en Amsterdam cuando Truus Wijsmuller supo que en Ijmuiden había un barco pronto a zarpar para Inglaterra. Sin perder tiempo se hizo con cinco autobuses en los que acomodó a 80 niños judíos procedentes de un orfanato municipal. En el trayecto se fueron sumando más fugitivos, incluso de pie en los estribos o tendidos en el techo de los autobuses. Al llegar a Ijmuiden había unos 200, y a todos les dieron cabida en los barcos.

Joop Westerweel, maestro de escuela holandés, ayudó a muchos a escapar hasta Francia. Murió a manos de la Gestapo. El doctor Franz Kauffmann, vecino de Berlín, corrió la misma suerte por su dedicación incansable a socorrer a los judíos y buscarles refugio entre sus amigos. Anton Schmid, soldado alemán de guarnición en Vilna (Polonia) prevenía a los judíos de la población contra las incursiones que iba a hacer la Gestapo. Tenía a su cargo tres casas requisadas por el ejército alemán, y en los sótanos de las tres escondía a los judíos buscados por la policía secreta nazi. Fue también ejecutado, no sin antes haber salvado la vida de unos 250 judíos.

más información:
personas que ayudaron a los judíos durante el Holocausto (wikipedia)
anexo: Justos entre las Naciones por país (wikipedia)
Justos de las Naciones (Memorial Yad Vashem)
los Justos entre las Naciones (ministerio de asuntos exteriores israelí)

post relacionados:
Pío XII y el Holocausto
T4 o la burocracia del mal
Irena Sendler

ronronea: claudia


12 maullidos:

Carmen dijo...

Interesante recopilación, Claudia; unos y otros poniendo su granito de arena por la causa. Me ha gustado este post.

Saludos a todas las gatas y, en especial, a Maslama.

Biquiños.

Carmen

DRACO dijo...

la humanidad le estará completamente agradecida por su accionar a estos héroes -muchos de ellos de anónimos- que ayudaron a tanta gente inocente. un beso.

Juli Gan dijo...

Muy bueno. La pobre Irena Sendler, que murió hace cuatro años, no tuvo el reconocimiento, primero,en su país, y luego en el mundo que otros sí tuvieron. A esta mujer no le concedieron el Nóbel. Si hubiera sido un hombre....Ya se sabe, la lista de Schindler es una película de alto presupuesto, El valiente corazón de Irena Sendler (con Anna Paquin), un telefilme. http://www.imdb.com/title/tt1010278/ Igual que telefilme es, ya veremos si lo echan en la tele, "El ángel de Budapest", sobre el diplomático español de la embajada de Hugría, Sanz Briz, que tuvo que trabajar contra las presiones -y destitución- del gobierno de Franco.http://www.rtve.es/television/el-angel-de-budapest/ Los italianos se lo montaron mejor, ya que sacaron un vistoso teledramón, borrando a Sanz Briz, y haciendo prota absoluto al aventurero colaborador de la embajada española en Hungría, Giorgio Perlasca.http://www.filmaffinity.com/es/film269235.html

Anónimo dijo...

CADA PERSONA SACA LO QUE PREDOMINA EN SU INTERIOR, NI MÁS NI MENOS.

Anónimo dijo...

Personas valiente que no duda y sin temor a perderlo todo...
Es bueno recordarlo.

Unknown dijo...

Siempre hay gente buena y valiente entre tanta maldad. Ojalá hoy en dia pudiera hacerse justicia, pero me temo que no. Gran entrada gatas. Un maullido muy fuerte para todas.
http://palabradesedano.blogspot.com.es/

claudia dijo...

Carmen, ¡pero qué alegría verte por aquí de nuevo! Deseo de corazón que te encuentres mejor :)))

Draco, por desgracia la humanidad tiende a la mala memoria, por eso conviene recordarlo de vez en cuando..

Juli Gan, ante todo gracias por la info sobre las películas, y los links. Por lo demás, te comento que después de la guerra Irena fue represaliada por los soviéticos, tenía todo lo que les encantaba a los soviéticos: católica, «amiga de los judíos» (como pintaron durante años en la puerta y muros de su casa), miembro de la resistencia.. es de suponer que los miles de niños supervivientes y sus familias no la olvidaron, pero era demasiado peligroso para ella llamar la atención sobre su gesta, que sólo pudo ser divulgada tras la caída del Muro

claudia dijo...

Alson, yo más bien creo que tod@s llevamos dentro bueno y malo, y que la balanza se inclina de manera incluso caprichosa.. como se dice en el vídeo, «la banalidad del bien y del mal»

desdevaladilene, te diría que especialmente ahora, con la que está cayendo..

Signum, no son tiempos de justicia (bien pensado, ¿cuándo lo fueron?) a pesar de todo recordamos, como bien dices, a esta gente fuerte y valiente, ojalá su ejemplo nos guíe en el presente y en el futuro

ISABEL dijo...

Muy interesante el post, como siempre.

No tiene mucho que ver, pero si. Estoy terminando un libro-diario interesantísimo de Fallada donde se muestra "desde dentro" como fueron pasando las cosas con los nazis en Alemania, con la gente que no huyó, que se quedó.

ISA<
www.sopasyletras.com

claudia dijo...

Isa, ¡qué coincidencia! Hans Fallada es uno de mis escritores favoritos, por su honestidad y por su estilo, al tiempo poético y explosivo. ¿Cúal estás leyendo? ¿quizá Sólo en Berlín?

besos,

Anónimo dijo...

yo, seguramente llevaría ese uniforme que para algunos sólo aparece en sus peores pesadillas, para otros, fanáticos, aún admiran, pero en definitiva seguramente no castigaría a los protectores de los judíos y si tuviera un caso cercano, intentaría ayudar de la mejor manera posible.

Un abrazo

claudia dijo...

Rubia, entre los miles de Justos reconocidos hoy día, no he citado por casualidad a Anton Schmid, el soldado de la Wehrmacht que escondía judíos en las casas que tenía encomendado custodiar. En casos tan extremos de vida o muerte, no hay excusa, ni ideología ni uniforme ni bandera, cada cual debe tomar una decisión en función de su conciencia (o de su valor)

besos,