una habitación carmesí en el ático de un edificio de alguna sórdida ciudad. En su interior huele a cuero, sudor y sexo. Una mezcla embriagadora casi irrespirable a cualquier ser ajeno a esa escena. La estancia se encuentra iluminada con tenue luz y algunas velas. Tras las cuales aparecen sombras siguiendo un rito carnal milenario. Tan solo se escucha el agitado resuello detrás de una elaborada máscara veneciana roto en ocasiones por un ahogado gemido.
En el extremo opuesto, se vislumbran fríos ojos que observan atentamente a esa criatura que tiene bajo su cuidado. Indefensa, temerosa, frágil. A expensas de su voluntad y benevolencia. Se escucha el eco de sus pasos en la noche mientras se aproxima a la cama donde yace ese cuerpo que alimenta su deseo. Recorre con minucioso cuidado la piel de aquella que la espera, más allá del tiempo o los elementos. Acaricia los senos hasta poner erecto sus pezones, rodea su ombligo dibujando figuras geométricas alrededor de su abdomen hasta llegar a sus labios que entreabiertos esperan que se introduzcan hábiles dedos en la humedad de su intimidad.
El silencio es roto por el cuero al traspasar el aire y parar en una sonrosada piel, que permanece tensa a la espera de una nueva caricia del compasivo látigo que dominan las ágiles manos de su ama.
Una ceremonia de posesión, donde el límite es palpar el interior de sus entrañas, sintiendo el latido de la sangre a un ritmo endiablado donde la muerte y la vida se dan la mano. Para luego renacer de las cenizas de su ser.
ronronea: atis
En el extremo opuesto, se vislumbran fríos ojos que observan atentamente a esa criatura que tiene bajo su cuidado. Indefensa, temerosa, frágil. A expensas de su voluntad y benevolencia. Se escucha el eco de sus pasos en la noche mientras se aproxima a la cama donde yace ese cuerpo que alimenta su deseo. Recorre con minucioso cuidado la piel de aquella que la espera, más allá del tiempo o los elementos. Acaricia los senos hasta poner erecto sus pezones, rodea su ombligo dibujando figuras geométricas alrededor de su abdomen hasta llegar a sus labios que entreabiertos esperan que se introduzcan hábiles dedos en la humedad de su intimidad.
El silencio es roto por el cuero al traspasar el aire y parar en una sonrosada piel, que permanece tensa a la espera de una nueva caricia del compasivo látigo que dominan las ágiles manos de su ama.
Una ceremonia de posesión, donde el límite es palpar el interior de sus entrañas, sintiendo el latido de la sangre a un ritmo endiablado donde la muerte y la vida se dan la mano. Para luego renacer de las cenizas de su ser.
ronronea: atis
12 maullidos:
Hola Atis. Me gusta cómo lo has escrito, sobretodo el segundo y crucial párrafo.
Jeje, si existieran el cuerpo y el alma, qué mejor posesión que poseer ámbas a la vez ¿eh? o entregarlas. Y eso has escrito.
Un saludo!
ufff, con estos calores la lectura se convierte en fuego.
Que bonita imagen...muy sensual y descrpición inmejorable. Transmites muy bien.
Bonito blog, sigue así, felicidades.
Pasate por el mio si te apetece:
http://tribadasonline.blogspot.com
Hola Julián,
En la entrega incondicional se basa la confianza de dos seres que se aman.
Besos sensuales.
Hola Conso,
Y del fuego nacen mis palabras.
Besos ardientes
Hola Je,
Gracias por tu comentarios, me agrada que haya provocado sensaciones con la lectura.
Un abrazo
guauuu aire, aire
Hola de nuevo Atis!
Yo no lo veo así. No siempre tienen porqué amarse dos personas para esa relación, en absoluto.
Besos.
Hola Conso,
Una duchita de agua fría? ;) o te dejo arder?
Besos suspicaces
Hola Julián,
En mi particular opinión la entrega, tal cual es su definición no se produce en un encuentro esporádico, como mucho pasión o egoismo puro por conseguir aquello que se desea en este caso sexo, con el único fin de conseguir placer a un precio a veces muy alto.
En cambio sólo sientes que alguien a caído a tus pies cuando tocas las puertas de su corazón.
Besos posesivos
Si, bueno, son visíones particulares del asunto, o mejor: de la palabra (al fin y al cabo discutimos sobre una palabra). Me gusta tu visión, entrega total con amor, ostras, nunca he vivido eso, estaría bien que existiese. De todos modos en la posesión... bueno, de lo que no se sabe es mejor callar jeje
Besos!
Corto y bien escrito...
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