el Céline político sólo apareció después de escribir sus dos primeras novelas, cuando su antisemitismo lo llevo a excretar Bagatelles pour une masacre y otros repugnantes panfletos de un racismo homicida. Pero la verdad es que, aunque en términos estrictamente anecdóticos, estas novelas no desarrollan temas políticos, ambas constituyen una penetrante radiografía del contexto social en que el nazismo y el fascismo echaron raíces en Europa en los primeros años del siglo veinte.
el mundo que Céline describió en sus novelas no es de la burguesía próspera, ni el de la desfalleciente aristocracia, ni el de los sectores obreros de lo que, a partir de aquellos años, se llamaría el cinturón rojo de París. Es de los pequeños burgueses pobres y empobrecidos de la periferia urbana, los artesanos a los que las nuevas industrias están dejando sin trabajo y empujando a convertirse en proletarios, los empleados y profesionales que han perdido sus puestos y clientes o viven en el pánico constante de perderlos, los jubilados a los que la inflación encoge sus pensiones y condena a la estrechez y al hambre.
el sentimiento que prevalece en todos esos hogares modestos, donde los apuros económicos provocan una sordidez creciente, es la inseguridad. La sensación de que sus vidas avanzan hacia un abismo y que nada puede detener las fuerzas destructoras que los acosan. Y, como consecuencia, esa exasperación que posee a hombres y mujeres y los induce a buscar chivos expiatorios contra la condición precaria y miedosa en la que transcurre su existencia.
(Mario Vargas Llosa)
ronronea: carla
el mundo que Céline describió en sus novelas no es de la burguesía próspera, ni el de la desfalleciente aristocracia, ni el de los sectores obreros de lo que, a partir de aquellos años, se llamaría el cinturón rojo de París. Es de los pequeños burgueses pobres y empobrecidos de la periferia urbana, los artesanos a los que las nuevas industrias están dejando sin trabajo y empujando a convertirse en proletarios, los empleados y profesionales que han perdido sus puestos y clientes o viven en el pánico constante de perderlos, los jubilados a los que la inflación encoge sus pensiones y condena a la estrechez y al hambre.
el sentimiento que prevalece en todos esos hogares modestos, donde los apuros económicos provocan una sordidez creciente, es la inseguridad. La sensación de que sus vidas avanzan hacia un abismo y que nada puede detener las fuerzas destructoras que los acosan. Y, como consecuencia, esa exasperación que posee a hombres y mujeres y los induce a buscar chivos expiatorios contra la condición precaria y miedosa en la que transcurre su existencia.
(Mario Vargas Llosa)
ronronea: carla
2 maullidos:
Pues yo encuentro más que interesante a Céline... y más visto desde el punto de vista de Vargas Llosa, que es muy de derechas... :)
hola doctor;
quizá sólo es otro buen escritor víctima de su época.. ahora resulta barato juzgar, desde la distancia, pero me temo que es demasiado fácil caminar por lo extremos cuando la vida se hace suficiente hostil..
besos,
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