jueves, 13 de marzo de 2008

el Golem



la historia de la magia tiene su punto culminante en la Praga de Rodolfo II. Su Universidad gozaba de gran renombre, su liberalismo había atraído a numerosos maestros proscritos por sus ideas avanzadas, refugiados del espíritu o de la política, profesores a veces exaltados y a menudo sospechosos.

hacia 1510 coincidían en la ciudad Paracelso, Agripa y Fausto, quienes según la leyenda se conocieron en casa del abad Tritemo, discípulo a su vez de Alberto el Magno. A pesar de la débil oposición del arzobispo, se enseñaban abiertamente las doctrinas prohibidas y las ciencias ocultas. Los cronistas de la época aseguran que desde muy lejos acudía gente a escuchar a los maestros de la magia. Y el foco de toda esta ebullición era el ghetto judío, donde habitaba en aquella época el legendario rabino Jehuda Low ben Becalel. En sus oscuras y laberínticas callejuelas se investigaba la Cábala, se copiaban los antiguos manuscritos herméticos y, sobre todo, se fabricaba el Golem.

Golem significa literalmente «materia amorfa», es el nombre que se da a una estatua de arcilla que el rabino embruja mediante pases y palabras. Se trata de una antiquísima receta, atribuida por vez primera a Elezar de Worms (siglo XI). Una vez modelada la figura que servirá de vengador para la raza judía, debe inscribirse en la frente del ser (o en su defecto tras los dientes, o bajo la lengua) la palabra Aemeth, que significa «verdad». Según la leyenda, Yahveh pronunció esta palabra en el momento de infundir vida a otra estatua de arcilla, la primera de todas, la del padre Adán. De la palabra mágica deberá borrarse cuidadosamente, cada viernes, la sílaba ae y escribirla de nuevo el domingo. De esta forma, la inscripción queda reducida a meth, que equivale a «muerte» y garantiza la absoluta inmovilidad del Golem durante los días de descanso. Está escrito en el Sefer Jetzirah, o Libro de la Creación, que el rabino que se atreva a modelar un Golem debe conocer las 72 letras del sagrado nombre de Yahveh.

incluso existió una mujer-Golem. Se trata de una doble de Isabella de Egipto (la bella zíngara descrita por Arnim) que llegó a desposar con el futuro Carlos V, el hijo mágico de Juana la Loca. Parece que el emperador consiguió anular el matrimonio con la mujer de arcilla, para casarse a continuación nada menos que con una alraune, es decir una mandrágora.

Gustav Meyrink parte de esta tradición en su novela El Golem. El rabino Löw creó un hombre artificial como ayudante para la sinagoga. Sin embargo, fue un ser vegetativo y semiinconsciente «y esto solamente durante el día y gracias a la influencia de una tarjeta mágica que tenía entre los dientes y que atraía las fuerzas siderales libres del Universo. Y cuando una noche el rabino se olvidó de quitar al Golem la tarjeta de la boca, antes de realizar sus oraciones nocturnas, éste sufrió un ataque y en la oscuridad de la noche se abalanzó por las calles, destrozando todo lo que encontraba a su paso.»

ronronea: claudia

6 maullidos:

Raúl dijo...

¡Qué bonito mito, y personaje! Yo pude visitar la vieja sinagoga donde se supone que trabajó el rabino Löw con el Golem, en Praga.
Y jue... del resto de leyendas y escritos al respecto sabía muy poco, qué bueno ha sido leer este post. Increible lo de la Golem femenina, y esa historia... Para que luego digan que las películas de hoy tienen guiones demasiado fantásticos... historias así ya surgieron hace tantos siglos que es de alucinar.

LeCaprice dijo...

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
Ya que a su paso el gato del rabino
Se escondía. (Ese gato no está en Scholem
Pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Lo escribio J.L.B
Un abrazo gatuno y gracias por hacerme descubrir estas maravillas

Comunidad Manizales dijo...

besos... yo se q casi no paso ya por acá peor ando algo ocupi...

asi cuando tengo tiempo hago rondas de blogs...

Mil besitos a mis gatas q tanto quiero

Anónimo dijo...

hola julián;
son increíbles las leyendas del pasado.. darían para cientos (quizá miles) de guiones imposibles..

besos,

Anónimo dijo...

hola lecaprice;
¡qué bonita cita! la mayoría de las gatas adoran a Borges, les ha encantado.. ¡gracias!

besos,

maslama dijo...

hola fernanda;
no te preocupes, cuando puedas siempre eres bienvenida.. yo también ando un poco perdida desde la mudanza.. :)

besos,