jueves, 3 de enero de 2013

algo más sobre las gladiatrices




el aire se llenó de alaridos y aplausos, cubriendo el sonido metálico del choque de la espada y el tridente, que producía un extraño efecto en medio de la lucha feroz de las dos mujeres sobre la arena. Alrededor de las dos gladiatrices yacían los cuerpos inertes de media docena de luchadores, que momentos antes habían emocionado a la multitud sedienta de sangre. Pero ahora los espectadores observaban con avidez a las dos contendientes femeninas, desnudas hasta la cintura, cuyos cuerpos parecían brillar bajo el sol tórrido de la tarde.

la primera mujer, una enorme nórdica de formas rotundas, derribó con un golpe desde la izquierda a su oponente, una amazona morena, la cual apenas tuvo tiempo de protegerse con su tridente. Deslizándose por la tierra sucia se puso rápidamente en pie, en medio de los bramidos lujuriosos de los espectadores. La rubia lanzó otro golpe cruel a la cadera, introduciendo su espada por el moreno abdomen, encima del ombligo. La gladiadora herida dejó caer su tridente y, gritando, se aferró con ambas manos a la hoja que sobresalía de su vientre, cayendo de rodillas. Victoriosa, la rubia nórdica remató a su oponente con un diestro espadazo en el cuello. El cuerpo cayó inerte entre los otros que ya jalonaban la arena. Desde las gradas, emergió un tremendo alarido de júbilo, como premio a la calidad del espectáculo.





el bramido de los incontables espectadores que llenaban los cuatro pisos del Coliseo para ver los sangrientos espectáculos de la Antigua Roma ha ahogado, quizá para siempre, una modalidad de lucha que hoy está prácticamente olvidada: la de las gladiatrices. Miles de estas mujeres duermen el sueño de los valientes bajo las piedras del Coliseo. En su momento de gloria, Paulina, Sapientia, Perpetua, Breaca, Flaviana, Maura y la fabulosa Irene de Siracusa figuraban entre las más grandes luchadoras cuerpo a cuerpo —hasta que las mataron, claro.

durante la época imperial, las aspirantes al anillo de gladiatrices provenían de los lugares más diversos: algunas eran rehenes de guerra, criminales condenadas, esclavas y, con cierta frecuencia
—aunque parezca increíble—, aventureras en busca de fortuna. Aunque este tipo de castigo suponía la pérdida de la libertad, era un destino mucho mejor que ser decapitada o torturada hasta la muerte. Si lograba permanecer viva unos años, la gladiatrix podía finalmente obtener su libertad. En Roma se sabe que algunas presas, cuyos delitos iban del asesinato al incendio premeditado, el robo o el adulterio, fueron indultadas tras varias temporadas triunfales en el anfiteatro.




el entrenamiento de las muchachas se solía desarrollar en la escuelas de gladiadores de Capua. Estas escuelas eran conocidas como «ludi gladiatori», donde las estudiantes pertenecían al «lanistae», el maestro gladiador, que tenía derecho a comprarlas, venderlas o alquilarlas. En ocasiones, las damas ricas de la alta sociedad romana eran conocidas por poseer extensos establos de gladiadores y gladiatrices, y por gastar auténticas fortunas en entrenarles. A causa de las frecuentes muertes en combate, es fácil entender que hablamos que un volumen de negocio notable. Aunque la disciplina en estas escuelas era tremendamente áspera —incluyendo severas flagelaciones y a menudo mutilaciones—, a las jóvenes gladiatrices les iba mucho mejor que en prisión, pues estaban bien alimentadas y su vida adquiría valor, por lo menos hasta que llegaran a la arena. Estaba en juego el orgullo y el prestigio de la escuela y del maestro, por no mencionar las enormes sumas invertidas por los mecenas y el dinero de las apuestas. Médicos especialistas vigilaban su dieta y las heridas producidas en el curso de los entrenamientos, y también disponían de masajistas para que su cuerpo mantuviera una firmeza óptima. Toda la atención estaba dirigida a un único objetivo: producir un animal superior de lucha que diera buen espectáculo en la arena.

durante el día, el ritmo de entrenamiento era intenso. Las novatas practicaban siempre con una espada de madera, contra un poste o una figura de paja. A veces se usaban, como maniquíes vivos, a las alumnas problemáticas que debían ser castigadas. Para obtener tan dudoso honor, una alumna debía sumar tres faltas durante el período de formación. Cada falta, por cierto, acarreaba treinta y nueve azotes de castigo. Las muchachas aprendían a luchar con pesadas cadenas en los tobillos, con los ojos vendados, con una mano detrás de la espalda, de rodillas o después de correr durante una hora alrededor de una pista de ceniza. También era muy importante aprender a esgrimir con la mano izquierda, pues la mayoría de los oponentes masculinos eran diestros.

vivían hacinadas en chozas iguales que las de los esclavos regulares. El cuartel de Nerón en Pompeya, por ejemplo, tenía una cocina, un calabozo y setenta y un dormitorios sin ventanas, de unos diez o doce pies cuadrados. Los techos eran tan bajos que las alumnas sólo podían sentarse o acostarse cuando no estaban entrenando. La mayoría de ellas no veían más allá de la matanza y el sacrificio, en general estaban orgullosas de su destreza y entrenamiento, de sus maestros y su escuela. Un «grado» en la escuela de Palestrina, por ejemplo, suponía gran prestigio y honor, si bien es cierto que algunas intentaban escapar o se suicidaban. Superado el entrenamiento, las esperaba una corta y gloriosa carrera en la arena.





hasta el momento de la muerte, en la mayoría de los casos su vida fue un sangriento combate tras otro. Pero la muerte llegaba por fin inevitable, entre los alaridos de los espectadores desde tribunas y galerías. Los espectáculos se iniciaban generalmente con un desfile de los artistas intérpretes o ejecutantes, con el uniforme de gala que utilizarían más tarde en el anfiteatro. Algunas luchaban con armas pesadas, o en prendas ligeras; otras con el torso desnudo y unas cuantas completamente desnudas. Se utilizaban todo tipo de armas: largas espadas, tridentes, dagas, cimitarras, lanzas largas, hachas, redes metálicas.

el momento cumbre del espectáculo se producía cuando una de las gladiatrices resultaba herida y tendida, dejaba a un lado sus armas para suplicar la compasión del público. Si le era negada, entonces la vencedora hundía su arma en la herida o en la caja torácica. Un asistente la remataba con un mazo pesado y el cuerpo era retirado de la arena, para dejar espacio al siguiente combate. Esta carnicería se prolongaba ininterrumpidamente durante días, de la mañana a la noche. No importaba si las caídas eran famosas gladiatrices o no, siempre habría quien las sustituyera para que el espectáculo pudiera continuar.





probablemente la más famosa gladiatrix de todos los tiempos fue Gerardesca Manuzio, que venció a más de doscientos oponentes, hombres y mujeres. Al parecer se trataba de una muchacha muy bella, de cabello azabache y cuerpo proporcionado. Gerardesca fue una esclava fugitiva que a los 28 años, en el 73 a.C, se unió junto con otros 90.000 desheredados a la revuelta de Espartaco —el gladiador rebelde que huyó de la escuela de Capua—, escondiéndose en el monte Vesubio. Mientras servía como prostituta al ejército guerrillero de Espartaco, la muchacha fue aprendiendo por propia iniciativa técnicas de lucha. En el año 71 a.C, cuando finalmente Espartaco fue vencido y asesinado en la batalla campal de Lucania, Gerardesca cayó prisionera de Marcus Lucinius Grassus, quien ordenó crucificarla junto a otros 6.000 esclavos fugitivos.

cuando estaba a punto de ser atada a una cruz en la Via Appia, Grassus cambió de opinión y se la llevó pasar la noche con él en su tienda. A la mañana siguiente se apiadó de ella y la envió a la escuela de gladiadores de Capua, para que tuviera la ocasión de luchar por su vida. La muchacha sobrevivió once meses, durante los cuales obtuvo gran fama al vencer a algunos de los más prestigiosos gladiadores del momento, y finalmente cayó en combate, en el curso de un duelo con dos enanos.


el artista de las ilustraciones: Julian Postata

ronronea: levina

14 maullidos:

TORO SALVAJE dijo...

No tenía ni idea...
Sigo aprendiendo aquí.
Gracias.

Besos.

dintel dijo...

Yo tampoco conocía... me encanta que me nutráis.

Mascab dijo...

Levina!
comenzamos el año con fuerza!!

Esta es mi heroína, la que con palabras nos muestra la garra con la que hay que mantenerse en vida!!!

Volveré y releeré mucho más despacio, sabes que tus post me gusta saboreárlos y ahora mismo, no tengo mucho tiemmpo.

Feliz año para toda la gatera!!!

ISABEL dijo...


Ni idea de que existieran estas mujeres.
Me acuerdo de las "amazonas", pero evidentemente no es lo mismo.
Muy interesante.

ISA
sopasyletras.com

Chelo dijo...

No conocía a las gladiatrices ni su historia. Muy interesante.
Feliz año. Un abrazo

miquel zueras dijo...

De lo más interesante. Había visto mujeres gladiadoras en un peplum italiano de los años 60 pero creía que era una ficción eroticona. Ronroneos. Borgo.

Kate Walker dijo...

Anda!...que cosas...
(La Kate con los ojos como arrobas @@)

Anónimo dijo...

Lo terrible es que ellas, como siempre, no tenían los pocos privilegios que asistían a los gladiadores...

DRACO dijo...

al final, su futuro era casi siempre el mismo: la muerte. ¡cuántas habrán que se habrán dejado matar en la arena para terminar con su vida de una buena vez!
besos.

Unknown dijo...

Toro, dintel, Chelo, Kate, aprendemos juntxs, un placer compartir curiosidades (y gracias por estar ahí :))

Mascab, desde luego a estas muchachas afán de sobrevivir, por lo que parece, no las faltaba.. en condiciones durísimas seguían luchando por un día más de vida (literalmente)

Isa, hace poco he leído que el mito de las Amazonas podría provenir de Oriente Medio, que tiene miles de años de antigüedad y ha ido moviéndose por el mundo hasta recalar en las Américas. Un tema fascinante, sin dudas

Miquel, igual en la época imperial también tenía cierta connotación erótica, quién sabe..

Alson, al parecer sí disfrutaban de los dudosos privilegios de los gladiadores, fama y fortuna. Para mi lo triste es que tuvieran que morir de manera horrible en la arena

Draco, tu comentario me hizo pensar en lo extraña que es la mente humana.. al parecer, la mayoría de ellas se mostraban orgullosas de su entrenamiento y su escuela, si bien es cierto que un porcentaje intentaba huir o se suicidaba. Supongo que eran entrenadas según los mismos métodos y principios que todos los ejércitos del mundo

Lucía_lamiradadeluci dijo...

Nunca dejaréis de sorprenderme e ilustrarme. No tenía ni idea de que también habían existido mujeres gladiadores.
Muy interesante.
Un besote

Unknown dijo...

jeje Luci, han sido redescubiertas hace relativamente poco tiempo. Algunos autores clásicos, como Petronio o Suetonio, ya las mencionaban, y también aparecen en algunos edictos de la época. A pesar de todas las evidencias literarias, por lo que parece los investigadores sólo han confirmado su existencia real a raíz de un par de descubrimientos arqueológicos, un sepulcro de Londinium y este bajorrelieve de Halicarnaso, que representa a dos famosas gladiatrices llamadas Aquilea y Amazonia

Luthien Tolkien dijo...

Hola, me ha parecido muy interesante este post, sin embargo no dejo de pensar en que fue sacado de la serie de Espartaco. Yo que sepa (he intentado indagar al respecto y no he hallado nada confiable hasta el momento), no hay información suficiente de las Gladiatrix. Me gustaría saber su fuente. Gracias.

Unknown dijo...

Lutihen;
ya entiendo que no eres asidua de este blog, por lo que no tienes motivo para saber que no nos nutrimos de las series cutres de televisión. Un par de pistas para tu búsqueda,

https://en.wikipedia.org/wiki/Gladiatrix#Archaeological_evidence

http://www.ivoox.com/gladiatrix-encuentro-primera-tumba-gladiadora-audios-mp3_rf_661229_1.html