miércoles, 30 de mayo de 2012

los huevos de Fabergé



la familia Fabergé, oriunda de Picardía (en el norte de Francia) era protestante, y a partir de 1685 hubo de vagar por Europa huyendo de las persecuciones religiosas. En 1842 Gustav, el padre de Carl, se estableció en San Petersburgo (entonces capital de Rusia), donde abrió un taller de orfebrería y joyería en un pequeño sótano de la calle Morskaya. El negocio prosperó y los Fabergé pudieron mandar al niño, nacido en 1846, al Gimnasio Svetaya Anna, uno de los mejores colegios de la ciudad. Más tarde le enviarán a estudiar el arte de la orfebrería a Alemania, Inglaterra, Italia y Francia. El chico salió inteligente y de buena disposición, de modo que en 1870 su padre ya tenía suficiente confianza en él como para entregarle la dirección del negocio.

en aquella época estaban de moda las joyas grandes, pesadas y ostentosas. El joven Fabergé comprendió que lo principesco en un regalo no es el brillo de los diamantes ni las esmeraldas monstruosas, sino el buen gusto con que haya sido trabajado: la cuidadosa elección de los colores de los esmaltes, la delicadeza del engaste, la habilidad de ejecución de los detalles, tales como enganches y bisagras. Siguiendo esta filosofía huyó de los collares recargados y los broches gigantescos, concentrándose en crear florecillas de pedrería, coches diminutos, sillas de mano y muebles en miniatura, animalitos de piedra tallada. También ofrecía una serie de artículos útiles: gemelos de teatro, cigarreras, mangos de sombrilla, tinteros y tiradores de campanilla, todo ello en refulgentes matices de oro y esmalte. Los clientes juzgaban sus obras irresistibles, y entre ellos llegó a contarse el propio zar Alejandro III.

cierto día de 1883, el zar consultó un problema con su ingenioso joyero. La zarina sufría períodos de depresión profunda, y él quería hacerle un regalo de Pascua, algún juguete que le levantara el ánimo. Fabergé se comprometió a crearlo. Con su característico buen humor, esmaltó un huevo de Pascua de oro, de modo que pareciera un huevo corriente de gallina, pero al abrir la cáscara se descubría una yema de oro mate. Dentro de la yema había una sorpresa: una gallinita de tres centímetros de altura, también de oro y con ojos de rubí. Al levantársele la cabeza, la gallina se abría y en su interior aparecía una miniatura, hecha de brillantes, de la corona imperial. Y dentro de la corona aún colgaba un diminuto pendentif de rubí en forma de huevo.


los soberanos quedaron tan encantados con el ingenio de Fabergé que el zar le ordenó hacer un huevo todos los años. La única condición era que contuviera alguna sorpresa, pero en cuanto a diseño y costo, el maestro joyero tendría carta blanca. Después de la muerte de Alejandro su hijo Nicolás II continuó aquella costumbre, y así durante 34 años, por el Domingo de Pascua, en la corte de los Romanov se regaló siempre un huevo de Fabergé. Los operarios del orfebre trabajaban febrilmente y en el más estricto secreto para cumplir los encargos imperiales (un huevo que contenía un bellísimo modelo de la carroza para la coronación costó a un oficial más de quince meses de trabajo). Fabergé llegó a contar con setecientos artífices y empleados, que trabajaban en un espléndido edificio de cinco pisos en San Petersburgo y en las sucursales que abrió en Moscú, Odesa y Kiev. Fabergé inspeccionaba los encargos importantes en todas las etapas de su manufactura. Siempre se le presentaba la pieza terminada, que él sometía a un minucioso examen. Si encontraba en ella el más leve defecto, la colocaba sobre una lámina de acero que tenía en su mesa, tomaba un martillo especial que reservaba para tales ocasiones y hacía añicos la pieza indigna.

a lo largo de 48 años, la casa de Fabergé produjo en torno a medio millón de objetos con su marca de fábrica. El arte de Fabergé, admirado por la aristocracia rusa durante veinte años, no sería descubierto por el público europeo hasta que los huevos de Pascua imperiales causaron sensación en la Exposición de París de 1900. Fue por entonces que la familia real británica comenzó a hacerle encargos. Cuando Persimmon ―un caballo de Eduardo VII― ganó el Derby, el rey decidió pedir a Fabergé que le hiciera una miniatura del animal. Quedó tan satisfecho del resultado que a continuación le encargó un modelo de su perro favorito, y después de todos los animales de la granja real. Varios discípulos del maestro pasaron algunas semanas entre las caballerizas y las cochiqueras de la granja real en Sandringham para mandar modelos de cera a San Petersburgo, donde se completaba el trabajo. Tan hermosas resultaron las estatuillas que iniciaron una moda en toda Europa.


el hechizo se rompió en 1915. Con motivo de la guerra, en vez de los enjoyados presentes de Pascua hubo sencillos huevos de esmalte blanco, coronados con una crucecita roja. En 1916 el huevo imperial se fabricó fríamente de acero pavonado, montado sobre cuatro granadas de artillería. En 1917 Fabergé hizo un huevo de abedul para los Romanov, que se encontraban en prisión. Los cautivos, ejecutados al año siguiente, nunca llegaron a recibirlo. Cuando los bolcheviques se presentaron a tomar posesión de los talleres del orfebre, en septiembre de 1918, Fabergé huyó de noche disfrazado de diplomático inglés. Falleció en Suiza en 1920, a los 74 años de edad, llevándose consigo los secretos de su arte.









para ver más:
Carl Fabergé eggs en español
los huevos de Pascua Fabergé (joyasimperiales.com) ―estupendo catálogo en pdf, descarga directa en la misma página, abajo

NOTA: no he podido evitar la tentación de editar el post para incluir esta magnífica presentación ¿de Adriana Ferrán o de Jazmín Lobo? (en todo caso recomiendo mucho ampliar a pantalla completa, merece la pena)



ronronea: claudia

13 maullidos:

farala dijo...

Y por que es que Google hoy tiene en portada los huevos?

Lucía_lamiradadeluci dijo...

¡Gran entrada conmemorativa!
Muchas gracias por la info, no tenía ni idea de su historia y me ha encantado leerla.
Un beso

ESTOY DE SORTEO: http://lamiradadeluci.blogspot.com.es/

Juli Gan dijo...

Ver el google y tu post me ha recordado esta coplica:

En la torre de la iglesia
hay un nido de jilgueros.
El señor cura ha dicho
que no le toquen los huevos.

:P

Anónimo dijo...

Uooo! ¡Que bonitos y elaborados!
Me ha gustado la publicación :D

María dijo...

De la mano de tus letras vengo a conocer tu blog, y a darte las gracias por dejar un comentario en el mío.

Me quedo saboreando tu bello rincón.

Un beso.

Unknown dijo...

Miauuuu encanta esta entrada.Con la de huevos kinder que me habré comido en mi infancia y por fin se de donde vienen los huevos de pascua y su regalito. Muchas gracias gatas. Besos.

DRACO dijo...

aunque las ilustraciones que has presentado son de una exquisita belleza, el barco me ha llamado mucho la atención. un beso.

claudia dijo...

Farala, ¡cuánto tiempo! el doodle de hoy conmemora el 166 aniversario del nacimiento de Carl Fabergé

Lucía, creo que realmente se trata de una historia interesante, y digna de ser contada :)

Juli Gan, jjajajajjj ¡ya quisiera yo echar mano a uno de los huevos de Fabergé!

Desdevaladilene, gracias guapa!!!

claudia dijo...

María, eres muy bienvenida a esta gatera :)

Signum, mil disculpas si no me expliqué bien. Fabergé tan solo juega con la tradición del huevo de Pascua, que es muy anterior a él, no es el precursor de esta costumbre

Draco, totalmente de acuerdo contigo, el barco es espectacular. Creo recordar que en el PPT que he añadido después hay alguna embarcación más

ISABEL dijo...

Qué belleza de post y de fotos. Hace tiempo tuve la ocasión de ir a una exposición de estos "huevos" y son una auténtica maravilla.




ISA
www.sopasyletras.com

claudia dijo...

gracias Isa, es un placer compartir este tipo de post con personas sensibles a la belleza

Anónimo dijo...

Desde pequeña siempre me ha llamado la atención estos huevos. Esa meticulositad hasta el más mínimo detalle hacen de Fabergé un maestro de alta joyería. La pena es la persecución por parte de los bolcheviques. Siempre me ha hecho mucha gracia estas "revoluciones" culturales, sociales etc porque siempre van contra la cultura, el arte y la sabiduría para hacer más ignorate si cabe al pueblo que intentan enaltecer.

claudia dijo...

rubia; las dictaduras, la cultura y el arte son enemigos naturales, ya se trate de fascistas o de comunistas, da igual. Para ellos el arte siempre es un elemento subversivo, a controlar o eliminar. Típico de los fanáticos, no hay grises ni medias tintas, o estás con ellos o estás contra ellos

besos,