se ha quedado dormido en la gruta, frente al mar, entre las arenas doradas de la playa. En el sueño lo cerca la arena, un Sahara de arena negra. No hay agua, no hay mar. Está en el centro del desierto ―en el desierto se está siempre en el centro― y está horrorizado pensando qué puede hacer para huir del desierto, cuando ve que a su lado hay alguien. Extrañamente, es un árabe de la tribu de los beduinos, que cabalga sobre un camello y tiene en la mano derecha una lanza. Bajo el brazo izquierdo tiene una piedra, y en la mano un caracol. El árabe le dice que su misión es salvar las artes y las ciencias y le acerca el caracol al oído; el caracol es de extraordinaria belleza. Wordsworth («en un idioma que yo no conocía pero que entendí») nos dice que oyó la profecía: una suerte de oda apasionada, profetizando que la Tierra estaba a punto de ser destruida por el diluvio que la ira de Dios envía. El árabe le dice que es verdad, que el diluvio se acerca, pero que él tiene una misión: salvar el arte y las ciencias. Le muestra la piedra. Y la piedra es, curiosamente, la Geometría de Euclides, sin dejar de ser una piedra. Luego se acerca el caracol, y el caracol es también un libro: es el que le ha dicho esas cosas terribles. El caracol es, además, toda la poesía del mundo, incluso, ¿por qué no?, el poema de Wordsworth. El beduino le dice: «Tengo que salvar estas dos cosas, la piedra y el caracol, ambos libros». Vuelve hacia atrás la cara y hay un momento en que ve Wordsworth que el rostro del beduino cambia, se llena de horror. Él también mira hacia atrás y ve una gran luz, una luz que ya ha inundado la mitad del desierto. Es la de las aguas del diluvio que va a destruir la Tierra. El beduino se aleja y Wordsworth ve que el beduino también es Don Quijote y el camello también es Rocinante, y que de igual modo que la piedra es un libro y el caracol es un libro, el beduino es Don Quijote y no es ninguna de las dos cosas y las dos cosas a un tiempo. Esta dualidad corresponde al horror del sueño. Wordsworth, en ese momento, despierta en un grito de terror porque las aguas ya lo alcanzan.
Creo que esta pesadilla es una de las más hermosas de la literatura.
(Borges, Siete noches)
ronronea: claudia
JUSTINIANO 318
Hace 1 hora
4 maullidos:
gracias por hacerme leer por vez primera una prosa de este buen escritor argentino. yo, un pirata soñador y de existencia un tanto de pesadilla lo he disfrutado.
Mmmmmmmmm, me gustaría contemplar y porqué no tener a ese caracol y esa piedra... sería como comprender en un instante el porqué de lo que está arriba y lo que está abajo, lo que está a derecha y a izquierda...
Gracias, un abrazo
hola Draco;
a todo se acostumbra el ser humano, incluso a vivir en la pesadilla, que puede llegar a convertirse en un confortable refugio frente a la realidad, a menudo más terrible que cualquier ensoñación.
me alegro de que te haya gustado :)
hola Without;
como ya veo que conoces la advertencia del Hagigah sobre lo que está arriba, abajo, a la izquierda y a la derecha, y sobre la naturaleza de su búsqueda, me limitaré a desearte suerte en la misma, y que lo que puedas encontrar no perturbe para siempre tu sueño
besos,
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