domingo, 28 de diciembre de 2008

trinar en soledad



Su vida es una de las más cómodas que puede tener algún ser de su especie. Vive en una gran casa de más de tres pisos, donde el soberano sol lo despierta cada mañana y él lo saludo con uno de sus mejores gorgoritos. Tiene todo el alimento que pueda desear y más del que pudiera comer, verdura, cereales, agua fresca mineral proveniente de alguna montaña lejana que nunca conocerá.

Aunque a veces su alegre espíritu se contrae y entristece al recordar la historia de sus antepasados, que volaban libres entre los pinares de una isla ahora lejana. Se alimentaban de semillas de plantas exóticas cargadas de dulce néctar. Su canto se podía escuchar a varios kilómetros de distancia. Su color era camaleónico, ya que el alegre verde limón de su plumaje no se podía distinguir entre las frondosas coníferas. Pero ante todo eran respetados por los humanos, quienes consideraban que al morir sus almas ocupaban esos pequeños cuerpecitos de sesenta gramos para campar libres por el cielo. Aunque los vientos trajeron a otros seres de miserable codicia que fueron matando a aquellos que durante años habían cuidado de la madre tierra. A su vez capturando a sus emplumados congéneres y talando los árboles que le servían de hogar.

De ser un ave libre pasó a entretenimiento de cortesanos por su melódico canto y cuidado plumaje. Los bautizaron como canarios en honor a la isla de donde provenían y se convirtió en un símbolo de distinción poseer a una de estas pequeñas criaturas cantarinas.

Su mente vuelve al presente, para contemplar los fríos barrotes de su cautiverio, allá a lo lejos entre árboles de hormigón puede vislumbrar un rectángulo que parece ser el mar. Un mar lejano al de sus orígenes. Comienza nuevamente su canto aunque esta vez algo más melancólico en homenaje a esa tierra y ese océano que nunca conocerá.

ronronea:
atis

6 maullidos:

Saltinbanqui dijo...

Ese es precisamente el motivo por el que soy la persona mas libre del universo. Nadie me garantiza felicidad en cautiverio. Nadie me la garantiza libre.
Pues a volaaaaaar.

marisa dijo...

jelouuu me diste en mi vena sensible, las aves son mi pasión y mi hobbie, pero en libertad, desde hace unos años con paseriformes transaharianos, donde les mides las plumas y la grasa y prevees si llegarán a cruzar a África o se quedarán en el camino, ellos deciden si quedarse por mi tiera en Doñana o aventurarse a cruzar..sería más cómodo el que presuponga débil o no apto para conseguirlo meterlo en una jaula y salvarle la vida..pero no siempre lo que pensamos que es por un bien es lo más adecuado...anillo y suelto.. que haga con su libertad l oque quiera..

PRU dijo...

A mi el Trina me gusta más el de naranja que el de limón...

Vale, chiste malo, me voy volando... Besos !!!

Anónimo dijo...

Hola Saltimbanqui,

Puede que tu carcel sea esa: no cesar de volar.

Besos cantarines

Anónimo dijo...

Hola Marisa,

Las aves también son mi pasión, unas veces asadas, otras al chilindrón..

Yo también he anillado pardelas y muchos de estos canarios de los que trata el post, por ello le tengo especial cariño a estos amigos plumíferos.

Me ha gustado tu reflexión y me uno a ella.

Besitos entre plumones

Anónimo dijo...

Hola Pru,

A mi más el de limón, como el color de estos melódicos animalitos.

Besos sin gas