lunes, 29 de octubre de 2007

tú, que me querías..



Tú, que me querías por encima
del tiempo.. ¡de tu diestra un gesto!..
Tú no me quieres ya:
en cinco palabras ésta es la verdad.

(Marina Tsvietáieva)


ronronea: naia

12 maullidos:

without dijo...

Desgarradores versos fluyen hoy por el ciberespacio... espero que tu corazón no esté impregnado por esa sensación.

Un reconfortante beso.

PRU dijo...

Yo, que te conozco hace
poco tiempo, a la diestra un link,
te tengo en aprecio ya,
en pocas palabras te lo digo de verdad...

No conocía a esta escritora rusa, me guardo tu enlace... Y también espero que lo que sugieren estos versos no sea muestra de dolor ninguno por tu parte...

Besos y abracito...

Anónimo dijo...

without, pru.. a veces, inevitablemente, la vida real se desliza entre las líneas del blog.. pero no se trata de nada que deba preocuparos, a veces pasa..

besos melancólicos,

Anónimo dijo...

Naia es cierto, que siempre entre líneas, dejamos escapar ciertas esquirlas de esas piedras con las que tropezamos en nuestro camino.
Un poema muy logrado y capaz de expresar tanto con tan escuetas palabras. Me gusta Marina Tsietáleva!!

Besos con esperanza de que remontes de nuevo el vuelo!!

Anónimo dijo...

hola Mila;
a mí también me encanta Marina Tsietáleva.. ¿sabes que es considerada, junto con Anna Ajmátova, la voz femenina más poderosa de la literatura rusa del siglo XX?

tuvo una vida amarga. Su marido abandonó Rusia con las tropas blancas en 1918, dejando a su suerte a la esposa y a las dos hijas pequeñas; una de ellas, Irina, murió de inanición en 1920 ante la impotencia má absoluta de la madre. A partir de entonces, un exilio de 17 años -Berlín, Praga, París- hasta que en 1939, con Yurij (el tercer hijo, nacido en el destierro) pudo regresar a la Unión Soviética. Al comienzo de la II Guerra Mundial fue evacuada a Yelabunga, una ciudad de provincias cerca de Kazán, donde presa de un profundo estado depresivo se suicidó ahorcándose..

te regalo una cita de la Tsietáleva, que me gustó:
«si tuviera un escudo, grabaría en él: ne daigne (no hagas daño)»

Anónimo dijo...

¡Sublime inscripción para un escudo!... Lo cual me lleva a pensar que esta ocurrencia jamás la hubiera tenido un hombre. ¿Estás de acuerdo?...
Besos ;-)

Anónimo dijo...

Mila, ¿qué puedo decirte? es cierto que, en general, los hombres reciben una educación más agresiva, pero a mí me ha roto el corazón más de una mujer.. y la cuchillada que llevo desde hace años debajo del ojo derecho fue regalo de otra mujer..

Anónimo dijo...

al parecer, entre hijo e hijo la Tsvietáieva tuvo una vida sentimental agitada: en 1916 escribió un ciclo de poemas que tituló «Amiga», en honor de la bella poetisa Sofía Parnok, con quien mantuvo una atormentada relación durante más de un año. En 1920, Marina anota en su diario al respecto: «ella podía rechazarme, volverse de piedra, aplastarme bajo su pies, pero me amaba.»

en 1919 Marina se enamora de otra mujer, la actriz Sonia Halliday; este mismo año la dedica otro ciclo de poemas y más tarde, en 1920, el espléndido «Relato de Soniechka.»

a lo largo de los años, Marina mantendrá esta ocasional atracción, a veces impulsiva, hacia las mujeres. Nina Berberova cuenta en sus memorias que, durante una visita a la Tsvietáieva en Praga, Marina desenchufó de pronto la lámpara del cuarto y aprovechó la breve oscuridad para abalanzarse sobre una sorprendida Nina, que no compartía sus tendencias..

PRU dijo...

MIra que bien, cuánto he aprendido hoy sobre Tsvietáieva leyendo vuestros comentarios...

Besos, Naia, Milagros, Claudia...

Anónimo dijo...

jeje gracias pru.. ya sabes lo que dicen.. si hoy te acuestas sin aprender una cosa más, es que la vas a aprender en la cama.. :)
besos!!

Anónimo dijo...

Naia, cielo, tienes respuestas para todo... =)
Me he quedado impresionada con esta puntualización tuya acerca de esa cuchillada ¡lo siento!
Supongo que los celos siempre son despreciables ¿verdad?...
Te regalo mi sonrisa para borrar tu dolor!!
Besossss ;-)

PRU dijo...

Hahaha, Naia, no lo sabía... Será porque últimamente sólo duermo con mi gata, que es como poco variada en la cama, pobresita ella... Pero me quedo con la frase, gracias...:)

Más besos...